Fiestas 2009

FIESTAS DE PRIMAVERA. ( * )

 

Se esperaban con mucha ilusión, se aprovechaban para estrenar alguna cosa, ponerse majo, dar suelta a reservas emotivas.

La santa misa era casi de obligado cumplimiento, donde mozas y mozos solían cantar, y después se sacaban los santos en procesión. Nuestros abuelos nos contaban que en la plaza se escenificaban lanzando la bandera al aire, y se portaban grandes estandartes. Más tarde se fueron perdiendo usos y costumbres, hasta terminar en tan solo unas grandes pero simples procesiones, portando esas imágenes barrocas que ahora permanecen quietas en sus pedestales.

Tras la misa venía la fiesta profana, la más ansiada para muchos y que se vivía con auténtica pasión. Se disputaban durísimos partidos de pelota al frontón; otros grupos de mayores jugaban a la calva, donde pasaban toda la mañana, gritando y bebiendo vino como locos, con una puntería envidiable, disputándose los puntos de partida; los muchachos jugaban a policías y ladrones, al nito, al salto la muía, al churro, y más tarde al fútbol en el campo de Las Ramblas, y marchaban a coger ciruelas verdes a los huertos, y a buscar nidos; y las chicas y mozuelas, más tímidas y recatadas, menos liberadas siempre que los chicos, jugaban al marro, a la comba, a la taba; y las mozas y los mozos se daban una vuelta por la carretera, iban por un botijo de agua a la fuente, a coger una lechuga al huerto, a dar de comer a las gallinas al corral; y las mujeres amas de casa, tras un buen rato de charla con la vecina y las amigas para contarse las novedades más recientes, la emprendían con la cocina, porque ese día las comidas eran un poco mejores y daban más faena.

Las fiestas patronales eran otra cosa, teníamos unas fiestas para el día dos de julio la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel, que se celebró poco, porque para esas fechas ya se comenzaban a segar las cebadas, así que se trasladaron al día ocho de septiembre, fechas ya más tranquilas, con buen pan de la nueva cosecha, y se celebraban tres o cuatro días de fiesta mejor organizada.

Hoy ya casi nada de aquello queda y se recuerda con gran emoción, a duras penas pervive algo, excepción hecha, claro está, de las fiestas mayores, que también han cambiado de fecha, adecuándolas a los tiempos. Han cambiado las costumbres y aunque se pone buena voluntad, no se puede ir contra el tiempo.

En estos tiempos de realidades virtuales, de tanto y tanto desarrollo y tecnicismo, cabría poner en cada esquina, en lo que queda de cada fuente, en cada calle o plaza, una pantalla, que al apretar el botón, retomase el tiempo pasado, nos trajera aquellas otras realidades, menos virtuales, pero más ricas y reconfortantes.

( * )  Publicado en el Diario de Teruel, el 26 de mayo de 2000

Julián Sánchez