ITINERARIOS
 

 

Los Callejones

 

          En este paseo podemos conocer uno de los parajes más extraordinarios en belleza y singularidad del término de Bezas. Unido a los pinares protegidos de Rodeno, junto a las Tajadas, es un “Parque Natural” a las mismas puertas del pueblo. La contemplación de sus grandes peñascos de rodeno, profusión de piedras rodadas, paredes de huertos -casi todos yermos-; huellas de antiguas fundiciones de hierro; bosques, sotobosques, fauna y flora en las frescas mañanas de verano, las brumosas tardes de otoño y las verdes primaveras; cautiva los sentidos.

         El itinerario característico de los Callejones, se hace saliendo por la parte norte del pueblo, las eras y el cementerio viejo para volcarse hacia la hondonada, recorrer ésta y volver por el mismo camino; es una pequeña incursión al monte del rodeno que la podemos hacer en una hora.

        Otro itinerario para esta zona es el coincidente -en parte-, con el de las Ramblas; duración, dos horas y sin dificultades a destacar, si no se quiere escalar alguna de las grandes rocas de rodeno, en concreto la conocida como la Peña de los Leones Pelaos. Resulta aconsejable llevar agua si queremos tomarnos el paseo con tranquilidad, evitar cualquier tipo de fuego. Dada la cercanía del pueblo es difícil extraviarse, pero si esto ocurre, bastará subirse a lo alto de algún peñasco para ver el Cementerio Viejo y orientarse.

 

Itinerario:

      

 

  Si partimos de la Plaza o del Hortal, ascenderemos hacia la iglesia y últimas casas del pueblo, donde éstas se entrelazan con las primeras eras. 

        Sin dejar el camino y con el cementerio viejo en el horizonte, iremos ascendiendo cruzando el carril que por El Morrón nos lleva hacia Albarracín y Gea. 

        Alcanzado el cementerio, restaurado recientemente, contemplamos una de las visiones más hermosas del Rodeno; formas caprichosamente labradas por edades pasadas que han dejado en las rocas improntas de miles de años, mezcladas con el pino rodeno resinado que parece querer adueñarse de cada uno de sus rincones. Aquí y allá podemos ver formas rocosas, grandes peñas con inmensos pinos en sus cimas, campos de cultivo abancalados casi vueltos a su estado primigenio y un sinfín de rutas para descubrir rincones insospechados. El olor a monte y el sonido cadencioso del viento junto con el de algún animal que rompa el silencio, es el mejor de los compañeros. 

        Si queremos tomar la ruta más larga, partiremos del Barrio de Abajo camino de Las Ramblas; ascenderemos entre tierras de labor, en su mayor parte en proceso de recolonización por el monte, desde donde tendremos una buena vista del pueblo. Ya en el descenso, llegamos hasta el cruce, a la derecha nos conduciría a la carretera de Teruel. Tomamos el opuesto introduciéndonos en el pinar, dejando los huertos del Tio Joto. A la izquierda podemos salir arriba a las Eneguillas Ondas. Entre formaciones pétreas de rodeno con curiosas formas a ambos lados del carril y pinos resinados en equilibrio vemos la Umbría de la Ceja, a la derecha sale la senda de la Hoya Nigo. En este punto, cortamos por las piezas del Arenal, del tio Vicentón y Domingo -aún en labor-, pasando éstas, hasta el Barranco los Lobos; aunque el paraje invita a seguir, dejémoslo para otro día; esa ruta es mucho más larga. Volvemos sobre nuestros pasos hasta encontrar la vieja senda que nos conducirá al Collado del Arenal y La Corellana, donde también encontramos fincas de labor y chopos. Podremos contemplar y ascender a las grandes peñas de rodeno si lo deseamos, ver los centenarios pinos resinados, recuerdo de una extinguida práctica que diera vida al pueblo; La resina. Subiremos serpenteando por el camino empedrado, dejando a sus lados viejas extracciones de arena usada para fregar y viendo en el horizonte la visera de La Ceja;  el viejo cementerio y Covatorres nos mostrarán el pueblo a sus pies.