Desde Campillo partimos hacia Bezas, si hemos decidido el recorrido de
dos días, iremos directamente a la Hostería Las Majadillas de Bezas,
donde previamente habremos reservado habitación (ver en servicios
información sobre la misma).
Cruzando los llanos de Campillo y Bezas, entre sabinas y tierras de
labor, vemos a lo lejos las estribaciones de la Sierra de Albarracín con
El Alto la Mata (Sierra Carbonera) al frente. Al tomar la curva de la
Trinchera, en la hondonada aparece el pueblo con su forma caprichosa de
"S". La primera entrada nos conduciría a la plaza; en la siguiente se
encuentra la Hostería, donde el reposo, la tranquilidad y el buen comer
hacen del lugar algo inolvidable.
Dejamos el vehículo; BEZAS no conserva el arcaísmo de otros pueblos de
la sierra, daremos un paseo para visitar el Hortal, la Iglesia, la
Plaza, los Lavaderos y las Eras; no debemos olvidarnos de hacer acopio
en la panadería de sus productos, verdaderas delicias artesanales;
barras, redondos, cañadas o tortas. Durante esta mañana, vamos a
realizar un recorrido por Los Callejones, verdadero parque natural.
Si partimos de la Plaza o del Hortal, ascenderemos hacia
la iglesia y últimas casas del pueblo, donde éstas se entrelazan con los
pajares.
Sin dejar el camino y con el cementerio viejo en el horizonte, iremos
ascendiendo cruzando el carril que por El Morrón nos lleva hacia
Albarracín y Gea.
Alcanzado el cementerio viejo, restaurado recientemente, contemplamos
una de las visiones más hermosas del Rodeno; formas caprichosamente
labradas por edades pasadas que han dejado en las rocas improntas de
miles de años, mezcladas con
los centenarios pinos resinados, recuerdo de una extinguida práctica que
diera vida al pueblo;
la resina. Descendiendo la pendiente, aquí y allá podemos ver formas
rocosas, grandes peñas con inmensos pinos en sus cimas, campos de
cultivo abancalados casi vueltos a su estado primigenio y un sinfín de
rutas para descubrir rincones insospechados. El olor a monte y el sonido
cadencioso del viento junto con el de algún animal que rompa el
silencio, es el mejor de los compañeros.
Después de la caminata, es hora de comer y emprender el recorrido más
emblemático de Bezas; Las Tajadas.
Con el vehículo dirección Saldón, pasadas las minas, a unos dos
kilómetros encontramos la información del recorrido, dejamos el coche y
a pie realizamos la incursión hacia la Peña del Hierro, el recorrido
está indicado y las vistas desde el alto de las peñas es impresionante,
si queremos hacernos una idea global de por donde vamos a transitar,
dejamos el coche 200 metros más adelante, y desde la carretera podremos
contemplar el paraje impresionante del Rodeno en todo su esplendor.
Terminado el recorrido, seguiremos hasta Fuente Buena, donde podremos
descansar, merendar y tomar el agua fresquísima del manantial.
Volviendo sobre nuestros pasos, tomamos el desvío a la izquierda que
lleva hacia Albarracín y nos detenemos a 100 metros para ver el Centro
de Interpretación del Paraje del Rodeno, donde se ha recopilado una gran
información -visual sobretodo-, de estos pinares protegidos (no
perdérselo).
De nuevo en la carretera de Bezas, tomamos el carril que sale en el
cruce, dirección Tormón, para llegar a la siguiente encrucijada que
tomamos a la derecha, siempre en ascenso, hasta el final; Peña la Cruz.
Desde allí, podremos contemplar sin duda, la mejor panorámica de la
zona, entre nuestras visiones, está un retazo de La Laguna que es
nuestro siguiente destino.
Descendemos hasta la encrucijada y a la derecha seguimos el carril un
corto trecho para tomar otro que nos sale a la izquierda en bajada y que
nos conducirá por El Saltillo, hasta La Laguna. Si Las Tajadas es el
lugar más emblemático, este, es el más idílico, su contemplación es una
verdadera delicia.
Después de deleitarnos con la visión, haber paseado entre pinos y
sabinas, y tener los oídos llenos de cantos incesantes de las ranas que
pueblan La Laguna, saldremos por el extremo opuesto al que hemos
entrado, por las casas de los Laguneros, este carril nos llevará a la
carretera comarcal que tomada siempre a la izquierda, nos volverá por La
Laguna de Rubiales (donde también es imprescindible una pequeña parada),
a Bezas.
Después de un día intenso, un paseo por el pueblo después de cenar será
el colofón ideal.
Para los madrugadores, recomendamos un amanecer en el recorrido del
Calbillón, desde donde tendrán una maravillosa panorámica del pueblo, en
vehículo, son 10 minutos, ó en La Laguna; algo inolvidable; estando
todos los trayectos indicados en las Rutas de Corto Recorrido de la
página.
Después del almuerzo, partimos hacia Albarracín por el carril que vimos
en el recorrido de Los Callejones, en el horizonte tenemos la Sierra
Carbonera, que con una altitud de 1537 m. es otro punto ideal para
contemplar el Rodeno. El acceso con vehículo se encuentra a unos dos
kilómetros del cruce dirección Gea.
Unos cuatro kilómetros antes de llegar a Albarracín en el paraje
conocido como "Cocinilla del Obispo" se hallan los impresionantes
abrigos de El Prado del Navazo y Doña Clotilde, entre otros; podremos
contemplar algunas de las representaciones más significativas del Arte
rupestre Levantino; recorrido a pie muy interesante..
Dejamos el pinar para avistar la siempre impresionante panorámica de
Albarracín -entre los últimos coletazos del Rodeno-; de sus tres
accesos, Gea, Tramacastilla y Bezas, éste es el más espectacular, el más
fascinante. Su visita nos invitará a volver. Bañados sus pies por el
Guadalaviar, serpenteando entre grandes peñascos en equilibrio y algún
antiguo puente romano cruzando sus aguas, se alzan en la ladera las
edificaciones rojizas y pardas con sus empinadas murallas del siglo XIV.
Los recorridos por el casco antiguo nos remontarán a la época medieval,
los empedrados, las casas colgantes y en sorprendente equilibrio, los
tejados de las calles sinuosas y de pasmosa estrechez besándose y
cerrando el paso del sol, el Portal de Molina y su muralla, la plaza
Mayor y la calle de los Azagra, son algunas de las sorprendentes
visiones que nos esperan. La riqueza artística no es menor, conserva
siete iglesias incluida su catedral. Podemos destacar el retablo de San
Pedro atribuido a Gabriel Joly y el tesoro catedralicio conservado en la
sala capitular donde, tapices flamencos, cálices y otras piezas de
singular interés completan la colección. Todo ello hace que se necesiten
varios días para poder disfrutar de tanta belleza.
Para comer, podemos degustar alguno de los platos típicos de la zona en
el Mesón del Gallo; sopas de ajo, migas, conejo escabechado o surtido de
matanza. Si queremos simplemente disfrutar de una comida donde la
calidad y precio sea la tónica, el Restaurante El Asador en la salida
hacia Gea, será una buena elección.
No estará de más pasarse por uno de los más antiguos molinos de
Albarracín, hoy convertido en Café-Galería, el molino del Gato, en el
puente de camino a Bezas que cruza el Guadalaviar; un lugar que
respira al igual que el resto de la ciudad historia en todos sus
rincones, disfrutando al mismo tiempo de la manifestación artística de
turno.
El regreso a Teruel lo hacemos por Gea, lugar de moriscos que alcanzaron
poderío económico y político, segundo pueblo en importancia de la
comarca, a mediados del siglo XIX comenzaría su decadencia. Subsisten
tres iglesias, una parroquial, dos conventuales y dos ermitas, su
barroquismo exuberante bien vale un alto en el camino.
y... si hemos decidido terminar el recorrido en este pueblo, en el
Bar-Restaurante de Los Herreros, podremos cenar estupendamente. El trato
familiar y el buen precio lo hace aconsejable. |