La iglesia con Santos de Oro
Tal vez el tener nuestras raíces en el terreno del
Rodeno, Las Tajadas; haya sido el motivo de situar la leyenda más
arraigada al pueblo, en dicho lugar, ya sea en la Peña del Hierro o en
cualquiera de todas aquellas que forman el inmenso e impresionante
laberinto alrededor del cual debieron vivirse los esbozos de nuestros
inicios.
Cuenta la leyenda que encaminándose una pastora por aquellos andurriales
apacentando su ganado, se adentró tras una oveja perdida, en una grieta
profunda. La grieta resultó ser un pasadizo que aún estrechándose se
adentraba en la roca. Siguió
por tan angosta galería sin poder imaginar lo que al final le
estaba esperando; un templo de oro macizo con columnas, altar, imágenes
y todos los utensilios de oro y piedras preciosas que brillaban de forma
impresionante ante una tenue luz. La pastora tomó un cáliz de oro y
bebió agua de un manantial que brotaba dentro del impresionante recinto,
entrando acto seguido en un profundo sueño.
Al despertar, se encontraba fuera de la cueva, en uno de los muchos
desfiladeros rodeada por su rebaño.
Al volver a Bezas, relató lo que le había ocurrido a los vecinos del
lugar, yendo éstos a buscar la misteriosa iglesia con santos de oro a
las Tajadas, especialmente por la Peña del Hierro, pero nadie encontró
ni ha encontrado nunca la entrada a tan enigmática iglesia en las muchas
búsquedas que se han realizado especialmente por la muchachería del
lugar.
Esta leyenda tiene también otra versión en cuanto al modo en que la
pastora encontró la iglesia de oro; habría sido de la manera siguiente:
La pastora encontró a un extraño personaje ataviado con ricas
ropas de sorprendente colorido y larga capa, con una especie de turbante
que adornaba la parte superior de su cabeza, le brillaba el oro en sus
manos, cabeza, brazos y pies de manera que hacía difícil fijar la
mirada. Este hombre tapó con un suave pañuelo los ojos de la pastora y
la condujo al interior de la roca donde al destapárselos pudo contemplar
la maravilla que hemos relatado. La pastora sin saber muy bien como,
entró en un profundo sueño y de nuevo se encontró en el exterior rodeada
de sus ovejas.
Aún, hoy en día los jóvenes y no tan jóvenes del lugar hacen
alguna escapada hacia aquellos territorios en busca no se sabe muy bien
si de la Iglesia con Santos de Oro o de un pasado glorioso.
|