De camino a Bezas
Junto al Arroyo de Bezas –Regajo-
(que con el Barranco del Valle llevan sus pobres aguas al Guadalaviar),
está situado Bezas, con una altitud de 1.165 metros, y una temperatura
media de 11,4º C. Sector suroccidental de la Comunidad de Albarracín, su
Municipio tiene una superficie de 26,30 Km2. Se accede desde
Teruel por la carretera (Teruel-Tormón), desde Cuenca a través de El
Cañigral y Valdecuenca; desde Gea y Albarracín por pistas forestales las
cuales, si bien cabría mejorar, el tránsito por las mismas es aceptable,
parte de estas están asfaltadas. 21 kilómetros separan a Bezas de la
capital de la provincia Teruel, 15 de Albarracín, 12 de Gea, 8 del
Campillo y 9 de Valdecuenca y Saldón, siendo estos sus referentes más
cercanos.
Tras dejar Teruel y tomando momentáneamente la carretera N-234,
rápidamente nos desviamos a la izquierda por la A-1513, antigua comarcal
TE-900, a la altura del Parador. El primer lugar por el que pasamos es
“San Blas”, barrio de Teruel situado en el margen izquierdo del río
Guadalaviar, lo dejaremos atrás e iremos ascendiendo por el
Carrascal, nombre que ha quedado en la toponimia del lugar por estar
el monte poblado de carrascas; encinas de pequeño tamaño. Llegaremos a
"El Campillo", también barrio de Teruel, situado sobre una meseta
entre las ramblas del Cabello y la Barrachina a 1.126 metros de altitud
y 12 Km. de Teruel. Tras serpentearlo alcanzamos una elevación de
terreno desde donde distinguimos un cambio en el entorno, el monte bajo
da paso a lo lejos al pinar cerrado, cambiando la tonalidad marrón
rojiza de la tierra por la verdosa del pinar.
Dejando a la izquierda el desvío que nos llevaría a Rubiales, seguimos
por los llanos del Campillo donde entre campos de
cereales –la mitad yermos-, podemos recrear nuestra vista en un
terreno de suaves lomas pétreas, cubiertas de la bella e incomparable
“sabina pudia”, longeva y desafiante al duro clima, que da al paisaje
tintes de bucólica paz en primavera sobre todo, con el amarillo inmenso
de “la flor de la aliaga”, el perfume de “la salvia”, del “espliego” y
la blancura de “la flor del gamón”, alimento y golosina antaño del
cerdo. Ya sobre los llanos de Bezas distinguimos a lo lejos las
estribaciones de La Sierra de Albarracín, destacándose el cerro de
Sierra Carbonera con sus 1.537 metros de altitud.
Vaya el viajero tranquilo por estos secarrales, pues los bezanos,
grandes previsores, construyeron hace muchos años una amplia red de
estupendos aljibes, dos a pie de carretera, en la Masada y en Los
Llanos, y abundantes parideras para el ganado, donde el “peregrino” de
estos bellos lugares, encontrará en todo tiempo agua y cobijo.
“El corral del Huyelo” (a la
derecha) y “la trinchera” (recorte de
terreno por el que discurre la carretera, en clara alusión a la Guerra
Civil donde fue especialmente dura), son el preludio del pueblo que
distinguimos abajo en la pequeña hondonada que se abre a nuestros pies.
Naturaleza, tranquilidad y sosiego tal vez sean las tres primeras
impresiones que sintamos al contemplarlo; bueno, y cariño hacia esa
tierra en lo más profundo de nosotros.
Como un remanso entre montañas frondosas de pinares y roquedales
impresionantes y tomando una caprichosa forma en
“S”, el pueblo se adapta a la topografía, separando de forma
evidente lo que será el barrio de arriba y el de abajo, dando esto lugar
antaño a rivalidades entre ambos, los entrelazan pequeñas callejuelas
incluso con algunas escalinatas.
Bezas
es el primer pueblo que encontramos de los 23 que conforman la
“Comunidad de Albarracín”;
Jabaloyas, Terriente, Saldón, Valdecuenca, Vallecillo, Toril, Masegoso,
Bronchales, Orihuela del Tremedal, Rodenas, Pozondón, Monterde de
Albarracín, Villar del Cobo, Noguera, Griegos, Guadalaviar, Frías de
Albarracín, Moscardón, Calomarde, Royuela, Torres de Albarracín, el
propio Albarracín y Bezas.
Es precisamente su historia lo que justifica esta unidad comarcal
y sistema organizativo propio de la conquista medieval. La mayor parte
de este territorio fue durante la dominación musulmana, un reino de
taifas, teniendo como capital Albarracín. El medio físico es así mismo
lo que permite perfilar el espacio comarcal, siendo estos dos factores
los que en gran medida condicionan las características humanas y las
diferentes actividades económicas de la sierra.
Bezas no es un pueblo en el que se pueda contemplar íntegramente la
estampa de tiempos pasados, si bien, sigue habiendo rincones por doquier
donde recrear la mirada, rememorando lo que fue. La iglesia parroquial
de la Visitación del siglo XVI, de mampostería, arquitectura tradicional
rústica, grandes paredes y muros sin apenas argamasa, de las que son
muestra sus estupendos pajares, en contraste
con sus preciosos muros de piedra rodena. El
pueblo se ha ido modernizando, se han arreglado las casas y construido
nuevas, goza de una
infraestructura extraordinaria: servicio gratuito de agua en las casas
directo de los manantiales, estupenda instalación eléctrica, red de
alcantarillado y vertido, edificios municipales, casas de médico y
maestros, las escuelas, hoy cerradas y recuperadas para los actos a
celebrar sobretodo en las fiestas de agosto. Otras infraestructuras como
el horno de leña que suministra el pan a diversos pueblos de la sierra
(si tienes ocasión, prueba sus cañadas), la fábrica de harinas (futuro
establecimiento hostelero) y el cine, todavía en activo para películas y
teatro en fiestas, desde cuya terraza se contempla un paisaje
maravilloso y bucólico. Es un perfecto punto de partida para hacer
incursiones a toda la serranía, cerca de todo y con la tranquilidad de
un pueblo que en la actualidad tiene 70 personas empadronadas siendo 35
los residentes habituales.
Atrás han quedado los aproximados 375 habitantes, unas 116 familias que
tuviera en su época de mayor esplendor, año 1950, sus dos escuelas
funcionando con más de 30 niños/as en cada una, maestro y maestra,
médico, practicante y cura residente en el pueblo. Componían el partido
Bezas-Campillo-Rubiales. Cuando la minería y el resinado del pinar
hacían de Bezas un pueblo próspero con todas sus casas al completo. Es
por algo que se acuñara aquella frase que alguna vez hemos podido oír en
los lugares más lejanos:
¡ Hay más gente que en “BEZAS” !.
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