Soy la Reina de los mares
y ustedes lo van a ver, lo van a ver,
tiro mi pañuelo al suelo
y lo vuelvo a recoger, a recoger.
Si la guerra no se acaba
la culpa la tienes tú, la tienes tú,
por salirte de la Habana
sin el pañuelito azul, azul, azul.
Pañuelito, pañuelito,
quien te pudiera tener, tener, tener,
guardadito en el bolsillo,
como un pliego de papel, de papel.
Al salirme de la Habana,
de nadie me despedí, me despedí,
solo de un perrito chino
que venía tras de mí, tras de mí.
Como el perrito era chino,
un señor me lo compró, me lo compró,
por un poco de dinero,
y unas botas de charol, de charol.
Las botitas se rompieron
y el dinero se acabó, se acabó;
adiós perrito de mi alma,
adiós de mi corazón, corazón. |